(Spoilers
hasta The Greater Good).
Después de una hora observándolo
dormir, Kate comenzó a aburrirse. Estaba preocupada por Jack, por supuesto,
pero ¿qué más podía hacer ahora que el médico estaba dopado hasta las
nubes?
Kate sabía que debería sentirse mal
por darle drogas para calmarlo. Si Sawyer se llegara a enterar de aquello, no
dejaría el tema ir hasta que Kate y Jack discutieran nuevamente.
Soltó un suspiro y decidió caminar
hacia las cuevas, buscando tranquilidad. Ella consideraba la playa lo más
cercano a un “hogar”, pero desde la muerte de Boone todo el campamento parecía
haberse instalado de vuelta a la orilla del mar, evitando el lugar sangriento y
encerrado donde el joven había tomado su último respiro. Kate no tenía tanto
conflicto con la sangre. Como un puñado de los demás, había sufrido
suficientes experiencias traumáticas en la misteriosa isla como para curarse de
espanto.
Caminó con cuidado por la selva,
pendiente de oír cualquier sonido fuera de lugar, fuera el bravucón de Sawyer
(a quien estaba dispuesta a lanzarle otra roca por la cabeza) o alguna de las
fuerzas extrañas que parecen controlar la isla.
Cuando finalmente llegó a las
cuevas, se sorprendió de no encontrar el lugar totalmente abandonado.
“Sun, ¿Qué haces aquí?”
Al parecer su caminar fue silencioso,
porque la mujer coreanas se giró con violencia ante la presencia de alguien más.
“Oh, eres tú.” Kate se sintió
mal por asustarla, pero antes de poder disculparse Sun habló de nuevo. “No
esperé ver a nadie por aquí hasta dentro de un par de horas.”
“Es peligroso andar sola por la
selva.” La canadiense se maldijo por su propio comentario. Dejaba un abierto
espacio para la típica replica ‘mira quien habla’.
Por suerte, Sun no era esa clase de
personas. La coreana simplemente sonrió, y volvió a su trabajo.
Kate la observó por un momento.
“¿Qué estás haciendo?” La
parte central de la cueva, donde estaba el ‘consultorio’ de Jack y la gran
fogata, parecía estar en proceso de un ‘día de limpieza’.
“Creí… Nadie podrá dormir
tranquilo con la sangre desparramada por todas partes…” Intentó explicar
Sun, siempre la mujer práctica. “No sé si Claire piensa volver a instalarse
aquí, pero Jack aún no la chequea y con un niño es mejor tener todo esto en
orden y limpio…”
La canadiense decidió acercarse y
darle una mano. Tomó uno de los paños que ya no podían ser considerados ropa,
lo remojó en agua fresca y procedió a sentarse al lado de Sun, y limpiar los
cojines de avión donde Boone estuvo recostado la noche anterior.
Sun le sonrió de nuevo, y
continuaron su trabajo en silencio por unos minutos.
“Hiciste un muy buen trabajo con
Claire anoche.”
Kate sintió, extrañamente, como se
enrojecían sus mejillas. La noche anterior fue un caos total, aún no podía
creer que nada de lo que hizo dejó las cosas peores.
“Tú la viste después del funeral,
¿Verdad? ¿Está todo bien con ella?”
Sun asintió energéticamente.
“Sí, todo bien. Dejé a Claire
durmiendo una siesta antes de venir acá. Charlie está cuidando el bebé.”
Kate soltó una inevitable carcajada.
No lo reconocería en voz alta, pero la idea de Charlie cargando un bebé, en
especial el bebé de Claire, era una imagen sumamente adorable. No sabía hasta
qué nivel llegaba el interés del británico por la joven madre, pero las últimas
semanas lo había visto volverse loco de preocupación, y algo de alegría era
bien merecida.
Un mes y una semana. Ese es el tiempo
que llevan atascados en la isla, sobrevivientes de tan espantoso accidente aéreo.
Y Kate no quería reconocer que se estaba acomodando, que la idea de comenzar de
cero era atrayente. No, no aceptaba nada de eso, pero aún así… Había
formado lazos, frágiles, traicioneros… e inevitables.
Su relación de ‘tira y afloja’
con Jack y Sawyer la estaba agotando de maneras que no creía posible, y aún así
sentía gran atracción por ellos, ambos. Le recordaban su pasado, su verdad,
aunque fuera por motivos opuestos.
Después estaba Sayid, que la
respetaba por sus habilidades y no intentaba irrumpir en su mundo privado, sus
secretos. Prefería mil veces pasar la tarde con Sayid, que sospecha de todo el
mundo, que con Jack y Sawyer juntos, sospechando sólo de ella y el uno del
otro.
Esas relaciones las entendía, al
menos. Era un asunto de sobrevivencia, la búsqueda de un igual, tener un
oponente dentro de su mismo bando. Dentro de todo, era una actitud muy
“macho” la que la ligaba a ellos. Incluso si después se involucraron la
preocupación y el cariño.
Lo que no entendía era la amistad.
Charlie, por ejemplo. El roquero era claramente más cercano a Claire y Hurley,
con quienes pasaba la mayor parte de su tiempo. Eso a Kate le parecía lógico,
la relación entre los tres. Pero a veces, en las mañanas en que amanecía
paranoica, o las noches que no parecían querer acabar, ella caminaba hacia
Charlie. No conversaban de nada importante, detalles irrelevantes de sus locos días
en la isla o algún recuerdo sin sentido.
Al principio Kate creyó que todo era
a causa de su ‘muerte’. El susto que el británico le dio quedará grabado
para siempre en su memoria, y conversar con él era como asegurarse que todo era
real, que él realmente estaba con vida, respirando a su lado. Pero después…
Después se volvió una amistad, y a Kate eso la ponía nerviosa.
Volviendo su mirada de reojo hacia
Sun, que seguía su trabajo en silencio, Kate se puso aún más nerviosa.
Al menos tenía una semi explicación
para su amistad con Charlie, y después de haber vivido todo el proceso del
parto de Claire, estaba segura que si no lo evitaba a tiempo, también formaría
lazos de amistad con la australiana. Pero Sun…
Tal vez… Tal vez fue el hecho de
compartir un secreto que no tenía nada que ver con ella. Eso definitivamente la
hizo sentir bien, saber que no era la única escondiendo algo en la
mini-sociedad que Jack cree es tan honesta y derecha que se decepciona cada vez
que alguien demuestra no ser perfecto.
De todas formas, el secreto duró
poco, y la mayor parte del tiempo las dos ni siquiera conversaban. No
necesitaban el dialogo. Kate podía pasar toda la tarde con Sun y no cruzar más
de tres palabras. Se sentía cómoda a su lado. Sentía que no tenía nada que
esconder, pero tampoco necesitaba relatar todos sus delitos.
“¿Kate?”
La susodicha volvió su atención a
su acompañante. ¿Le había dicho algo?
“¿Tienes alguna idea de cómo
podemos hacer esto más seguro para el bebé?”
Oh. Kate miró a su alrededor.
“Sería ideal poner alguna clase de
barrera en la fuente de agua.” Sugirió, indicando el agua que caía a pocos
metros. “El otro día alguien se resbaló ahí.”
“Michael pensó en eso, hace
tiempo. Pero con la balsa…”
La construcción de la balsa era el
continuo recordatorio del mundo allá afuera al que debieron haber vuelto
semanas atrás. Kate aún no decidía una posición al respecto. Con todo lo
ocurrido el último mes, mas su pasado siempre agotándole el aliento, Kate tenía
que aprovechar ese posible escape, sin importar las consecuencias. Pero, de
nuevo…
“Michael no debe ser el único que
sepa de esas cosas, pondremos a alguien manos a la obra.”
Sun le sonrió de nuevo, y Kate
entendió su propia indecisión. Con Sun, ella estaba aprendiendo a ser
“Kate”. Sobreviviente, persona, mujer. No dejaba de ser una fugitiva, pero
eso no era lo único que la definía, no en la Isla del Misterio y las
Sorpresas.
Pensó en lo ocurrido aquella mañana,
durante el funeral. Sun estuvo a su lado, y le tomó la mano. Ninguna de las dos
conocía lo suficiente a Boone, ni a Shannon, como para sentirse peor por ellos,
pero sentían el peso de los muertos. Los que murieron en el accidente mismo, y
Joanna, Scott… Después del ‘consultorio’ de Jack, lo segundo que tomó
forma fue el cementerio. Los malos recuerdos la invadieron de inmediato, y ahí
estuvo Sun, tomándole la mano, diciéndole que no estaba sola.
Kate sabía que debería asustarse,
alejarse, mantenerse al margen, hacerse la desentendida. No iba atarse a un
lugar, no pensaba hacerlo por Jack ni por Sawyer, no lo haría por Sun.
Y sin embargo, la ilusión era tan…
atrayente. Incluso si durara poco y nada, si decidiera subirse a la balsa y
escapar como había aprendido a hacer tiempo atrás. Los recuerdos de lo que podía
tener con Sun parecían valer la pena.
“¿Se te ocurrió algo más?”
La pregunta la tomó por sorpresa.
Sun la miraba a los ojos, buscando una respuesta.
“Oh, no. Lo siento, me distraje.”
La coreana se puso de pie, limpiando
lo que pudo de sus pantalones.
“Debo ir de vuelta a la playa.
Claire necesitará más agua y algo para limpiar al bebé.”
Kate se puso de pie también,
intentando localizar el foco de luz entre los árboles para darse una idea de la
hora.
“Jack debe estar por despertar
también.”
El centro de la cueva se veía ahora
medianamente presentable. Las huellas de las últimas horas de vida de Boone
borradas en su mayoría. No habría otra razón más en la lista para tener
pesadillas.
“¿Pasarás la noche aquí o en la
playa?” Kate preguntó, no muy segura de por qué. Inmediatamente después
agregó: “¿Has tenido oportunidad de hablar con Jin?”
El rostro de Sun pareció nublarse.
“No más que tres palabras.”
Respondió, suspirando. “Por ahora es suficiente.”
Kate pensó que Sun continuaría
preocupada de que Jin abandonara la isla en la balsa, pero ahora parecía tomar
las cosas con calma.
“Interactuar con otras personas nos
está dando nuevas perspectivas.” Intentó explicar la coreana. “Pasaré la
noche en la playa, de todas formas. La brisa marina... ayuda.”
Kate asintió, y no dijo más. Esperó
que Sun terminara de llenar las botellas con agua, nuevamente pendiente de sus
alrededores para sentirse segura. La selva se sentía tranquila y fresca. En
unas horas habría lluvia, tal vez, pero el camino de regreso a la playa se veía
seguro.
Sun la alcanzó en la entrada de las
cuevas. Kate ayudó con la carga de botellas, e instintivamente ofreció su
mano. Antes que pudiera retractarse, Sun tomó su mano con la propia, y las elevó
al nivel de la cara.
Sun le regaló una sonrisa tentativa,
sus ojos indicando sus manos entrelazadas, y Kate respondió, más tranquila.
Podía durar sólo un día más. Podía
acabar en el momento en que llegaran a la playa. Kate lo sabía, y decidió
disfrutarlo aún más por eso. Cada minuto contaba.
Juntas emprendieron su camino por la
selva de la Isla del Misterio y las Sorpresas.