“¿Qué importaba? De todos modos
la vida se limitaba a una isla y un montón de agua alrededor.“
Kate le observó, frunció el ceño
indagando en la mente del hombre que estaba diez metros más allá, sentado,
leyendo y aparentemente ausente del mundo que le rodeaba. Se sentía triunfante
puesto que ella era la única persona de la isla que podía presumir de
conocerle un poco pero la verdad es que a los demás eso no les importaba en
absoluto.
Siempre se había sentido atraída
hacia canallas de la mas diversa índole, pero él era distinto. Tenia un
trasfondo de melancolía que luchaba por salir ante la falta de escrúpulos que
demostraba diariamente y eso le convertía en un ser ciertamente adorable.
Mientras pensaba, seguía mirándole sin darse cuenta de que había pasado un
tiempo considerable, tiempo suficiente como para que Sawyer se sintiera
observado bajando la cabeza como si se avergonzara. Sus cabellos rubios cayeron
hacia delante, ocultando sus ojos y aportándole cierta intimidad. Ese gesto
resultó curioso a los ojos de Kate, que arrugó la frente y ladeo la cabeza
intrigada ante ese ataque de privacidad. Decidió acercarse y preguntarle algo,
cualquier cosa.
-
¿Qué lees?
Él levantó la cabeza cerrando
levemente el ojo derecho para distinguirla entre los rayos del sol y sonrió
socarronamente.
-
Un libro, pecosa.
-
Jamás pensé que un tipo como tu pasara tanto tiempo entre libros. No
has hecho mucho mas desde que llegamos aquí
Volvió a bajar la cabeza y en su
cara asomó un atisbo de satisfacción por haber llamado la atención de Kate
con algo tan corriente como un libro.
-
Bueno, ¿acaso te sorprende que alguien como yo... lea?
Ella cruzó los brazos impaciente,
separando levemente las piernas, sin darse cuenta se acababa de poner en
guardia. Aquel hombre tenia la virtud o el defecto de sacarla de quicio con una
facilidad pasmosa.
-
Además, ya me he dado cuenta de que llevas un rato mirándome. ¿Te
resulto interesante? Arqueó las cejas y enseño una hilera de diente blancos y
perfectamente alineados.
Lo mas fácil hubiera sido contestar
“no” y Sawyer hubiera recibido lo que buscaba: rechazo, pero Kate era lista
y no le iba a dar la satisfacción.
-
Si
-
¿Por qué? Preguntó sorprendido
Ella sonrió
-
¿Y por que no? Me resulta curioso ver como tu modo de apartarte del
mundo abarca al mundo literario. ¿por qué te aíslas de esa manera?
Sawyer decidió ponerse de pie, no le
gustaba estar en desnivel, no le gustaba que le preguntaran acerca de nada y no
le gustaba que aquella mujer sintiera la verdadera necesidad de indagar lo que
estaba haciendo, que demonios, su vida es suya y a nadie le importaba en aquella
isla.
Kate tuvo que levantar la cabeza para
poder mirarle a la cara, era mucho mas alto que ella, y al mirarle a los ojos se
convenció de que decididamente le había puesto nervioso.
-
¿Acaso te pregunto yo porque te pasas el día observándome? Parece que
tu hobby es contemplarme. Al menos espero que te guste lo que ves...
Dio un paso hacia ella, quedando a
una distancia en la que evidentemente invadía su espacio personal. Lo único
que obtuvo fue una mirada desafiante y una sonrisa.
-
Pues, si, me gusta lo que veo, me gusta observarte y me gusta como te
sientan las gafas.
Aquella frase le hizo retroceder con
brusquedad, alejándose de ella como si hubiera oído un insulto.
-
¡Olvídame! ¿Quieres? No soy algo que merezca tu atención, si tienes
curiosidades que satisfacer, adéntrate en la selva e investiga un poco.
Un atisbo de compasión asomó en el
rostro de Kate que sonrió mientras pensaba que aquel hombre no soportaba una
palabra amable, viniera de quien viniera. Suspiró y dio un paso que le volvió
a dejar un poco mas cerca de él.
-
Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión sobre ti. Me caes bien
y por muy borde, desagradable o maleducado que te muestres, me seguirás
gustando. Asúmelo. - Dijo apuntando con el índice a la nariz de Sawyer.
-
Bien – Respondió él – Lo asumiré cuando realmente crea que lo que
me estas diciendo es cierto. Si esta es tu manera de conseguir favores no te
esta dando buenos resultados, la verdad.
Kate apretó los dientes visiblemente
ofendida.
-
¿Crees que miento?
-
Tu fama te precede pecosa.
-
Eres un estúpido.
-
Puede que lo sea pero al menos no miento para obtener algo a cambio.
-
Yo no quiero nada a cambio, solo buscaba algo de amistad.
Sawyer entrecerró los ojos al mismo
tiempo que se asombraba de lo acababa de oír. Negó levemente con la cabeza y
dijo:
-
Oye Kate, no necesitas amistades, nunca las has necesitado y en caso de
que lo que dices fuera cierto, yo no soy buena compañía, te lo aseguro. Además,
¡Que demonios! ¡Tu eso ya lo sabes!
Con esa frase, dio por zanjada la
cuestión, se giró sobre si mismo para volver a sentarse pero una exclamación
se lo impidió
-
¡Me has llamado Kate!
-
¿Qué?
-
¿Por qué me has llamado por mi nombre?
-
¿Por qué me cambias de tema? ¿Y por que no me dejas en paz de una vez?
¡Lárgate!
Kate asintió mientras una sonrisa se
dibujaba en su rostro. Aquel hombre era increíble. Su instinto rara vez le
traicionaba y sabia que podría llegar a confiar en él, con el tiempo, ¡claro!
Le gusto oír su nombre y le gusto la facilidad con la que se le podía sacar de
quicio. Se alejó finalmente hasta llegar a un montículo en la playa donde se
sentó y volvió a observarle desde lejos, para seguir adivinando lo que le
pasaba por la cabeza a aquel tipo mal encarado, canalla, mezquino e interesado,
pero definitivamente adorable.