Charlie nunca antes había sido tan
feliz.
Con la banda nunca fue muy feliz,
incluso cuando aún importaba la música, porque se sentía culpable. Él nunca
fue feliz con el sexo, tampoco, porque no intimó con nadie que realmente
quisiera.
No importaba que el avión en que
viajó se hiciera pedazos en el aire. La verdad, ahora mismo, ni siquiera le
importaban aquellos que murieron en ese viaje.
Los últimos días los pasó
vomitando, y sus manos temblaban tanto que no podía tocar su guitarra. Pero eso
tampoco importaba, no ahora.
Hacía mucho tiempo atrás él
prometió limpiarse, salir del vicio. Ahora no tenía la oportunidad de romper
esa promesa. Y por primera vez desde que comenzó su desintoxicación, no deseó
ni rogó al cielo tener sus drogas de vuelta.
No, porque ahora Charlie era más
feliz de lo que nunca fue antes.
Porque, en este momento, Claire lo
está besando, y entre besos le dice que sus labios saben a mantequilla de maní.
___________________
Sawyer es un imbécil. Kate sabe eso
demasiado bien.
Es un maldito que disfruta ser odiado
por otros.
No es para nada como Jack, centrado y
de buen corazón.
No es para nada como Sayid, que tiene
buenas intenciones.
Él juega sucio, y se ríe de ella, y
la hace enojar.
Él quiere que ella sea maldita como
él, o algo así. Kate no está segura.
Sawyer es un imbécil, pero demonios,
también es un gran besador.
Su beso tenía sabor a deseo, como
una adicción. Y él lo sabía, claro que lo sabía.
Así que la siguiente vez que se
besaron él la hizo rogar primero.
Y ella sí rogó. Y cuando se
besaron, lo mordió.
Él maldijo mientras sangraba, y ella
rió. Y se besaron de nuevo.
Kate descubrió que la sangre de
Sawyer también tiene sabor a deseo.
___________________
Sun apenas recordaba la última vez
que ella y Jin se besaron antes del accidente aéreo.
Ahora, en la isla desierta en la que
estaban atrapados, todo era diferente.
Ahora Michael estaba con ella.
Michael no era tan suave como Jin,
pero sí más apasionado. Y la besaba siempre que tenía oportunidad.
Él era una persona privada, eso sí,
igual que Jin. Sólo la besaba cuando no había nadie cerca, ni Jin, ni Walt, ni
siquiera Vincent.
Pero los labios de Michael sabían a
Jin.
Sun pensaba que era culpa suya. Ella
no había besado a nadie más que a Jin desde hace muchos años, cuando sus
besos eran aún cálidos. Sus labios estaban acostumbrados a Jin, por eso para
ella todo tenía sabor a él.
Sun se preguntaba cuándo los besos
de Michael tendrían sabor a Michael. Sun se preguntó hasta el día que los
descubrió.
Ese día ella vio a su marido y a su
amante juntos. Escondidos en la selva, como ella hacía con Michael. Y estaban
besándose, como ella hacía con Michael.
Y así supo. Si alguna vez volvía a
besar a Jin, entonces descubriría el sabor de Michael.