Estaba escuchando las noticias en NPR el otro día y se me ocurrieron dos
cosas. Primero, que solo los gilipollas sienten la necesidad constante de
decirte que escuchan NPR (¿alguien dice alguna vez "pues estaba viendo la CW el
otro día..."? ) y supongo que eso me convierte en un gilipollas. La segunda fue
que mientras escuchaba la historia en cuestión, por fin había averiguado como
sutilmente resumir por qué escribo. Va un poco así: hay una mujer de 90 años
llamada Rose que, tras tras tocar la bocina repetidas veces al autobús escolar
delante de ella, decide que tiene cosas mucho más importantes que hacer y mueve
su Honda Civic alrededor del autobús. Antes de darse cuenta de que el autobús
estaba parado por una muy buena razón, Rose se encuentra viendo como un enorme
tren se aproxima hacia ella y casi instantáneamente, choca contra el asiento del
pasajero de su Civic y lo empuja sus buenos 100 metros antes de frenar. Evitando
todos los detalles morbosos, Rose es declarada muerta en el hospital local y el
médico que le atiende en urgencias debe comunicárselo a su familiar más cercano.
Resulta que el marido de Rose murió hace décadas, pero tiene un par de hijos y
una hija. El médico llama a uno de sus hijos y su mujer contesta el teléfono. El
hijo no está en casa, pero la mujer se ofrece a tomar el recado. Sin embargo, la
ética impide que el hospital le diga a alguien que no sea familiar directo nada
sobre la muerte de Rose, así qu epreguntan cuándo llegará el hijo a casa para
llamar de nuevo. La mujer responde "no volverá hasta dentro de dos meses". Y el
hospital dice "Bueno... ¿tiene un número al que podamos llamarle?". Y la mujer
dice que no, que no lo tiene. ¿Y por qué no?
Porque está en el espacio.
En el espacio exterior. En órbita. Es uno de esos seres humanos que tienen la
distinción exclusiva de no estar en el jodido planeta.
El hijo, Richard, trabaja para la estación espacial internacional, haciendo
reparaciones. Y mientras él flota en gravedad cero, es felizmente inconsciente
de que su madre de 90 años acaba de ser arrollada por un tren.
No estoy de coña. Esto ha pasado de verdad.
¿Y qué tiene que ver la tragedia personal de esta familia con el motivo por el
que yo escribo?
Porque para mí, esta es una historia alucinante. Y en cuanto la oigo, mi cerebro
ya se está imaginando la escena en la que los otros hijos de Rose debaten si
decírselo o no a Richard. La hija, Christine, insiste en decirle que su madre
murió de forma tranquila mientras dormía, reservando la oscura verdad para su
vuelta a la Tierra. El hermano de Richard, Michael, sin embargo, pide que le
digan los detalles más sórdidos. ¿Por qué? Porque era culpa de Richard que
siguiera conduciendo con 90 años. Michael lleva más de 5 años intentando
buscarle ayuda domiciliaria y si el estúpido jodido Richard le hubiera escuchado
de una puta vez ella estaría viva!
Afortunadamente, creo, la decisión no depende de los hermanos de Richard. Él es,
al fin y al cabo, militar, por lo que la decisión correría a cargo de la NASA. Y
resulta que en sus normas hay algo llamado El Protocolo Dual Plume. El Protocolo
Dual Plume, o PDP, fue incorporado oficialmente al carter Psicológico de la NASA
el año pasado.
En septiembre de 2001, la estación espacial estaba manejada por 3 personas: un
americano y dos rusos. Mientras orbitaban sobre el noreste de EEUU, el americano
llamó para avisar de que podía ver, a simple vista, dos pilares gigantes de humo
negro en la atmósfera. Cuando le contestaron, explicándole que el humo negro era
lo único que quedaba de las Torres, el americano hizo una larga y triste pausa y
respondió "Ojalá no me hubiérais dicho eso".
A raíz del DPD, la NASA comenzó a preguntar a los astronautas que dejaban el
planeta sus deseos personales sobre notificaciones de tragedias en la tierra. Es
un documento muy detallado porque cubre desde todas las catástrofes mundiales
(como el Katrina o un tsunami) hasta cosas que solo afectarían al astronauta
(como por ejemplo el Honda de su madre siendo pulverizado por un tren) y debe
ser firmado y notarizado antes del despegue. ¿Por qué? Porque el estado
emocional y la concentración de estos tipos es importantísimo. Se les manda para
misiones a una estación espacial y tras gastar millones en entrenarles (Richard
es una de las tres personas vivas que tiene la capacidad de realizar esas
reparaciones específicas), cuesta BILLONES el mero hecho de mandarles allá
arriba para realizar esos actos, y lo último qu enecesita la NASA es que alguien
esté afectado por algo el día que tiene que arreglar el convertidor thurster
thigamajob.
Así que estoy aquí sentado, imaginando lo que Richard habrá puesto en su
formulario DPD...
Y me doy cuenta de que eso no existe.
Me lo he inventado.
Sí, recuerdo haber oído algo sobre los astronautas en la estación espacial
viendo el humo de Manhattan desde su órbita, pero eso no tiene nada que ver con
la historia de la muerte de Rose. De hecho, no sé cuántos hijos tenía, o
siquiera si pueden mandarle un email a Richard (¿se pueden mandar emails al
espacio?) y acabar con todos los formalismos.
¿Pero cual sería el drama en esO?
Así que por eso escribo.
Escribo porque no puedo evitar inventarme cosas.
Escribo porque me encanta contar historias.
Escribo porque mi imaginación me obliga a ello.
Escribo porque si no lo hiciera, sería un mentiroso patológico.
Oh, y también porque sigo intentando que mi padre fallecido esté orgulloso de
mí.
Pero eso no es asunto vuestro.