El camino a las cataratas de Manoa parece una culebra de barro. Serpentea colina
arriba, cubierto de jungla. En el corazón de la isla de Oahu (Hawai, Estados
Unidos) sudan todos los poros. El cielo encapotado anuncia tormenta, los
mosquitos silban hacia los tobillos, las hojas del suelo tienen el tamaño de una
alcantarilla. Un paseante aparece con las botas sucias. Dice: "Ahí atrás se
están preparando para rodar algo...". Ese algo es parte de uno de los secretos
mejor guardados de la ficción televisiva. Una escena de la sexta y última
temporada de
Perdidos, que se ha rodado en un 99,9% en esta isla y cuya
guinda se emitirá a finales de enero en Estados Unidos, y en Cuatro con una
semana de diferencia.
Por el sendero, un poco más allá, comienza el lío de cables, currantes y
camiones. Entre las hierbas de metro y medio surge una cabaña hecha de ramas.
Las cámaras apuntan hacia allí. Jorge García (Hurley) cruza con su caminar
pesado. Saluda, "¡Hey!", y pasa de largo. Lleva un mensaje escrito en el brazo.
Imposible descifrarlo. Le toca rodaje, pero aún no ha entrado en escena... Y es
todo lo que se puede ver. Hay que volver al campamento base. A la vuelta, sobre
un carrito, asoma una caja en la que se lee "Props" junto a un símbolo octogonal
que millones de personas sabrían reconocer al instante: el logo de la Iniciativa
DHARMA, una organización clave en la trama de esta serie que ha cosechado una
legión de fanáticos sin precedentes; lostadictos ansiosos por saber cómo
acabará todo y cómo responderán los guionistas a los interrogantes que han ido
planteando desde 2004: ¿Qué es el humo negro? ¿Qué significan los números 4, 8,
15, 16, 23, 42? ¿Por qué se estrellaron los tripulantes del vuelo 815 de Oceanic
en la isla? ¿Casualidad o destino? ¿Quién demonios es Jacob?
"No resolveremos todas las preguntas. Es imposible. Sería como remontarse al
origen del Universo... Y antes del Big Bang, ¿qué ocurrió?", comentaba hace poco
Damon Lindelof, uno de sus creadores. "Pero daremos muchas respuestas. Y no creo
que decepcionemos a los fans. No siento ninguna presión. El final, con
algunas variaciones, estaba previsto desde el principio", añadía durante el
cóctel organizado por el Festival de Cine de Hawai. Carlton Cuse, otro de los
guionistas, anunciaba entre copas: "La última temporada se vuelve muy bíblica".
Ann Ponio, una californiana que se mudó en julio a Oahu con su familia sólo
para estar lo más cerca posible de su pasión irrefrenable, tiene la teoría sobre
cómo se resolverá todo. Pero dice que necesitaría un día entero para explicarla.
Mientras ella trabaja, y no por casualidad, en el hotel Kahala, donde las
estrellas de la serie suelen conceder sus entrevistas y Naveen Andrews (Sayid)
acude al gimnasio regularmente, su marido recorre la isla. Pregunta aquí y allá.
Se hace con una dirección, avisa a su mujer y se plantan en el rodaje con dos
cámaras de fotos "por si acaso una se queda sin batería".
Este tipo de fanático empieza a ser costumbre en Oahu. Turistas, locales e
inmigrantes, pululan intentando descubrir pistas ocultas. Un soldado americano
de nombre Juan Carlos -"Como el rey de España"- se estuvo sacando fotos la
semana pasada, vestido de uniforme, junto a las casas de los otros. En realidad
son las cabañas de un campamento para niños del YMCA. "Las han envejecido. Pero,
¿por qué...?", murmuraba el militar. El secretismo es atroz. Jean Higgins, una
de las productoras ejecutivas, comentaba en una clase magistral en Honolulú que
toman todo tipo de precauciones al respecto. "No utilizamos el correo
electrónico. Mandamos los guiones con marca de agua. Cortamos el paso y la
visibilidad cuando rodamos. Pero siempre hay gente que nos descubre", dijo
dirigiendo su mirada más fría hacia Ann Ponio, sentada en primera fila.
Mientras avanza la quinta temporada en Cuatro (martes, 23.15), los
responsables de ABC han asegurado que no van a adelantar ninguna imagen de la
sexta. Lo único que hay de momento es el cartel promocional, en el que aparecen
de frente todos los personajes, menos uno, John Locke (Terry O'Quinn), que está
de espaldas. Quizá sea una pista. Otra pista: sobre las letras del cartel se
observan unos jeroglíficos. Y hace un par de semanas, un egiptólogo descifró el
mensaje. Los símbolos, al parecer, dicen: "¿Quién es el líder?". O sea, que algo
de eso contarán, de acuerdo. Pero, ¿quién demonios es Jacob?