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Desde los ya lejanos tiempos de Twin Peaks, pasando por el inesperado y muy justificado éxito de Expediente X, el espectador, el fan, que no fanático, televisivo no se encontraba con un hecho, un acontecimiento que pudiera definirse como un reclamo de fidelidad igual al que le solicita la aparición de la serie de televisión Lost.

Lo que aquí se pretende, muy modestamente, no es más que un sencillo análisis, estudio o radiografía de esta serie que, semana tras semana, nos atrapa, nos subyuga, nos cautiva, nos obliga literalmente a mirar hacia el calendario para intentar acelerar el tiempo esperando pacientemente, pero con dificultad, al siguiente día de emisión o, en algunos casos, hacia nuestros queridos programas instalados en el ordenador que nos permiten seguir su curso al mismo tiempo que los afortunados espectadores al otro lado del atlántico.

                                       Uno - La Revelación

 

 

         Un poco tímidamente, como suele ocurrir en estos casos, ni siquiera precedida del gran éxito que después alcanzaría, Lost llegó a nuestros televisores, al principio de la mano del satélite, de los operadores de cable y, más recientemente, de la Primera de TVE, que cometió el error de programar sus primeras capítulos durante los calurosos domingos de verano, y encontrarse así sorprendida del inesperado y apabullante éxito que la ha llevado a cambiar la serie en su horario de emisión y, aprovechando el tirón de éxito, reponer su primera temporada desde el primer episodio.  Un primer episodio, el piloto, impactante, que marcaría la pauta, dividido en dos partes, nos invitaba a acompañar a unos aproximadamente cuarenta pasajeros supervivientes de un accidente aéreo en una “isla” en alguna parte entre Sydney y Los Ángeles. En apenas 80 minutos, la duración de esos dos primeros episodios, se nos dan a conocer una serie de personajes que, aunque en un principio nos son presentados como “arquetípicos”…pronto resultan ser todo lo contrario.

Pronto descubrimos que la isla esconde misterios. Un “monstruo”, una mujer de extraño pasado, situaciones que rozan lo paranormal, un oso polar, susurros….A medida que pasan los días, el misterio va tomando forma, pero su forma parece ser a su vez parte de una forma más grande. Como si se tratara de una de esas cajas chinas, que se esconden una dentro de la otra, el misterio se esconde dentro de otro misterio.

Y es entonces cuando, sin habernos dado cuenta apenas, nos encontramos, repentinamente, atrapados. Atrapados porque nos imaginamos a nosotros mismos rodeados de esa vegetación, en esa playa, siendo uno más, o quizás envueltos en nuestro particular grupo de supervivientes.

En un momento en el que parece haber manado del hastío de la repetición un brote de lo que podríamos llamar “Segunda Edad de Oro” de la TV, un oro que brilla con nombre propio gracias a series como A dos metros bajo tierra, Mujeres Desesperadas, House, Nip/TUC, El Ala Oeste de la Casablanca y algunas más, Lost se encuentra a medio camino entre el entretenimiento y el compromiso, entretenimiento gracias a sus constantes misterios, a su “qué será” que nos engancha semana tras semana. Y Compromiso, así , con mayúsculas, gracias a su inteligente manera de narrar esos acontecimientos, respetando al espectador, no tratándolo como un simple trozo de carne “no pensante”, utilizando los recursos narrativos (cinematográficos y televisivos) para contar una historia desde el mayor de los respetos.

Y, en gran medida, esto se debe a una persona, a un creador, en la mejor tradición de aquel Steven Bochco que creara Hill Street Blues o La ley de los ángeles hace un par de décadas.

 

 

                                               Dos – J.J. Abrams

 

         J.J Abrams empezó a hacerse un nombre en el “mundillo” escribiendo los guiones de “A propósito de Henry”, “Forever Young” y “Armaggedon”. Sería en el mismo año de producción de ésta última película cuando daría el gran salto (al revés de lo que suele ocurrir con escritores, directores y creadores), del cine a la TV, creando una serie llamada Felicity. Felicity estuvo en antena durante cuatro temporadas, y le sirvió a su creador para hacerse un nombre en lo que a televisión se refiere. Ya en ella, aunque se trataba de un producto destinado a un público mayoritariamente femenino y adolescente, se apuntaban algunas de sus maneras, sobre todo en lo que a la relaciones de pareja y humanas en general se refiere. Aún así, no sería esta la serie que le daría a conocer mundialmente, sino su siguiente creación, en la que se involucró, al menos en sus tres primeras temporadas, mucho más, creando todo un universo que guarda muchísimos paralelismos con Lost. Se trata, por supuesto, de Alias, cuya 5ª temporada ha comenzado a emitirse hace pocas semanas en EEUU.

Alias revitalizó la narrativa de espionaje, misterio y aventuras de tal manera que se ha convertido en todo un fenómeno en su país de origen. Las aventuras de una joven, en un principio universitaria, que trabaja de agente doble para una organización clandestina y , a su vez, para la CIA, le valió a J.J. numerosos aplausos y, lo más importante, el favor del público, que cayó rendido ante una complicada maraña de misterios, simbología, numerología, profecías, aventuras y misiones peligrosas por todo el planeta, todo aderezado, por supuesto, con alguna historia de amor y, sobre todo, con un enmarañado juego de mentiras. Todos en Alias se mienten de una u otra manera. Algunos lanzan mentiras piadosas, otros engañan para conseguir el poder, para conservar una amistad, para no perjudicar a terceros…pero todos mienten constantemente, siendo quizás esa la base sobre la que se sustenta toda la serie. La mentira, la desconfianza, el poder y el engaño. No es moco de pavo si tenemos en cuenta que se trata de una serie que se ha ganado el favor de millones de espectadores de todas las edades y en todo el planeta. Hasta tal punto ha revitalizado el mundo del espionaje esta serie que J.J. se ha convertido en el guionista y director del “alter ego” masculino de la agente Sydney Bristol en la gran pantalla. Ethan Hunt, el hombre de Misión Imposible, con el rostro, la influencia y el poder de Tom Cruise en la pantalla  y en la industria, se verá muy pronto sumergido en un montón de nuevas aventuras creadas por J.J.

Cómo suele ocurrir en la TV americana, después de tres temporadas de ascendente éxito, el creador de Alias comenzó a plantearse el salto a un tipo de serie, digamos, “mas adulta”, pero manteniendo las constantes que había hecho de su estilo narrativo un oasis en medio del vertedero de telebasura en el que se encuentra sumida, ya no la tv de su país, sino una gran parte de la oferta televisiva mundial.

Fue entonces cuando J.J y Damon Lindelof, creador de otra serie de éxito en EEUU, Crossing Jordan, cruzaron sus caminos. Lindelof tenía en la cabeza (y en un boceto de apenas dos páginas) la idea sobre un proyecto para TV. Los supervivientes de un accidente de aviación caen en una isla misteriosa, y sus vidas se entrecruzan, al mismo tiempo que luchan por sobrevivir. J.J tomó riendas en el asunto e introdujo toda la parafernalia que rodea sus proyectos buscando ante todo la atención de la audiencia y, sobre todo, la necesidad de dotar al proyecto de algo que la definiese, la identificase, la hiciese ir “un poco más allá”.

Había nacido un mito.

 

                                                      Tres- LOST.

 

En un ya clásico plano cenital, vemos un ojo que se abre repentinamente.  Silencio. Un hombre despierta en medio de la jungla. Un perro le olfatea. El hombre se incorpora. Parece intentar recordar, pero aparentemente le cuesta centrarse. Está conmocionado. Empieza a caminar, entre la selva, y entonces…

El caos.

Los primeros diez minutos del episodio piloto de Lost son un prodigio narrativo como hacía años que no se daba en una serie de tv. Con mano firme y estilo propio, J.J. nos introduce en el caos que supone un accidente de aviación, sus supervivientes, el desconcierto, la lucha por salir adelante. A medida que los minutos avanzan, asistimos a un despliegue de sensaciones y de sentimientos, de situaciones y acontecimientos narrados con concisión.

Nos encontramos en una isla, en alguna parte entre Sydney y Los Ángeles. Y, como los 48 supervivientes del vuelo, nosotros somos ahora uno más entre ellos, pero con una posición privilegiada. Vamos a asistir a todo un desfile de historias, enmarcadas a su vez en una mucho más grande, la historia de esa isla, y de la supervivencia…si es que sobrevivimos, claro.

A medida que avanza la primera temporada, comenzamos a darnos cuenta de algunos detalles importantes. La narración de esta “gran aventura” va a seguir un patrón establecido. Cada episodio será en un 50% flashback sobre uno de los personajes, y en su otra mitad, alternadamente, la historia en la isla. Esto, aparentemente, contradice uno de los principios de la narrativa clásica cinematográfica. Sólo introduzcas un flashback cuando sea estrictamente necesario, y alimente o haga avanzar la trama principal, en este caso, la trama de la isla. Y es ahí en donde los guionistas de Lost sacan, semana tras semana, la artillería pesada. Porque esos “recuerdos”, esas vivencias anteriores que se nos muestran muy escuetamente, pero con firmeza y concisión, tienen siempre relación, unas más afortunadamente que otras, todo hay que reconocerlo, pero relación al fin y al cabo, con lo que está ocurriendo en la isla en el momento presente. Y así es como llegamos a comprender a estos personajes, a “enamorarnos” de ellos, de su presente , de su pasado, y de la relación existente entre ambos. Nunca hasta ahora el formato televisivo había sido tan bien aprovechado para caracterizar a un elenco coral y, porqué no decirlo, en su mayor parte magníficamente interpretado. Por supuesto, tenemos al “heroe” que toda serie que se precie necesita. Pero esta vez, nuestro heroe particular, Jack, un médico aficionado a la bebida, con un pasado realmente turbulento, quizás no sea un heroe “al uso”. A su lado, una chica, Kate, que no es precisamente un dechado de virtudes. Y, yendo y viniendo a su alrededor, todo un variopinto número de personajes, algunos arquetípicos, otros auténticos hallazgos. Tenemos desde un hombre inválido que camina, una embarazada que ha puesto rumbo a una nueva vida, una estrella del rock enganchada a las drogas, un soldado iraquí (con todo lo que ello conlleva), una pareja de hermanos algo “pijos”, un cowboy-James Dean al más puro estilo medio-oeste americano…La lista se hace interminable si pensamos en esos cuarenta y tantos pasajeros, que a estas alturas, finalizada la primera temporada, aún no nos han sido presentados en su totalidad.

 

Desde aquí he de reconocer que, a medida que avanza la serie, mi debilidad por el personaje de Locke se ha ido haciendo patente. Locke es quizás la quintaesencia de un superviviente. Ha sobrevivido a un pasado realmente difícil, y ha encontrado, aparentemente, aquello que buscaba, en la isla. Sus acciones se basan siempre en un código propio, marcado por la omnipresencia de un “ente” superior , el alma de la isla, que él parece conocer de alguna manera, aunque hasta ahora no nos haya sido revelada esa forma de conocimiento. Sin embargo, poco importa. Sus apariciones en cada episodio, incluidos los dedicados enteramente a su personaje, son un festín narrativo. Terry O´Quinn parece haber encontrado el personaje de su vida en este hombre que dejó de estar perdido cuando se perdió en una isla.

Y esta es una característica que une a la mayoría (por no decir a todos) los personajes que pueblan esta serie. Todos, aparentemente, estaban perdidos cuando el accidente tuvo lugar. Todos se encontraban en ese momento de sus vidas en el que habían descubierto que el callejón no tenía salida. Y, también aparentemente, quizás el accidente y la isla hayan venido a levantar ese muro que impedía la huida del callejón.

 Aunque eso es algo que el tiempo dirá.

 

                                     Cuatro – Las claves de Lost

 

Podríamos afirmar que cualquier creación televisiva o cinematográfica se rige por unas pautas que, bien encadenadas y dosificadas, hacen del producto algo “distinguible y distinto” del resto. Por desgracia, el panorama que nos rodea en lo que a series televisivas, salvo honrosas excepciones, no es más que un calco de un calco de un calco de las fórmulas que, durante décadas, han ido teniendo más o menos éxito. Esto es aplicable también a otras artes, como el cine, la música, pintura o fotografía. Quizás sea esa la razón por la que, cuando algo se sale de lo habitual, nos llama tanto la atención.

Varios factores han hecho o están haciendo de Lost una serie diferente, una orquestada consecución de “claves” que le han ido dando forma hasta llegar al producto que tenemos hoy en nuestras pantallas, televisores u ordenadores.

Numerología :

Uno de los episodios que han entrado sin lugar a dudas y de lleno en la categoría de hitos en lo que a esta serie se refiere es “Numbers”, en el que , mediante el habitual flashback, conocemos una parte del pasado de Hurley, que de repente pasa de ser “el gordito gracioso y buen colega” que se nos había presentado hasta entonces, en un personaje ya no principal, sino también clave en toda esta historia, como los siguientes episodios se encargarán de demostrar. Pero quizás lo más importante de este episodio sea la aparición de los ya míticos números (4,8,15,16,23,42) que han traído con ellos toda una legión de elucubraciones, cientos de páginas en Internet, cábalas y más cábalas, y toda una serie de “posibles explicaciones” alimentadas a su vez por la constante aparición de los citados números en los siguientes episodios (y probablemente en los anteriores al citado Numbers también) consiguiendo que el espectador deje de serlo para convertirse en algo más. Gracias a la combinación de estos números, al secretismo sobre su procedencia, al hecho de que están en todas partes y a la gran importancia que adquieren, sobre todo en los primeros episodios de la segunda temporada, de repente el espectador siente que puede descubrir algo en ellos, que buscando en Internet quizás llegue a alguna conclusión, o que simplemente algo que se le ha ocurrido puede tener relación con esos números. Y, de repente, los números aparecen por todas partes. Si cuatro de los protagonistas van a cazar, es porque el número 4 es uno de los números, si un despertador suena a las 15:16…es cosa de los números. Los números , como si de un personaje más se tratara, se adueñan de las infinitas posibilidades que, solos o acompañados, pueden mostrarnos dentro de este particular universo. Quizás sea por esa razón que, personalmente, pienso que, además se seguir jugando con ellos, los guionistas dejarán parte de su misterio en el aire más allá de la duración de la serie. Así, por lo menos, los podremos seguir viendo todos los días a nuestro alrededor.

 

Flashbacks:

Entrando ya de lleno en el tema de los recursos narrativos, Lost ha hecho gala desde prácticamente su principio del uso del flashback como una elección fundamental en la muestra de su línea de acontecimientos, dando lugar a uno de los hechos más curiosos en la historia de los seriales televisivos. Como ya he comentado un poco más arriba, el flashback es un recurso que hay que utilizar con muchísimo cuidado. Cuando está bien insertado, haciendo avanzar la historia y ayudando a llegar a alguna parte, sea al interior del personaje, sea a la consecución de la trama semanal del episodio en cuestión, podemos decir que ha sido bien utilizado. Lo más curioso de todo esto es que raro es el episodio en el que un recurso tan frágil, casi prohibido, no consigue dejarnos, de una u  otra manera, con la boca abierta. Hasta esos extremos de dominio del medio llegan los guionistas de Lost, lo que me hace pensar en qué habría  sido de esta serie si se les hubiese ocurrido a cualquier otro que no fueran ellos. Una cosa es innegable. Lost es una serie innovadora, aunque recurra muy a menudo a una gran parte de los mitos de la cultura popular, algo que, en mayor o menor medida utilizan casi todos los productos norteamericanos. Da lo mismo. El caso es que el flashback como recurso funciona, unas veces mejor que otras, pero funciona, lo cual nos lleva al siguiente paso.

¿Qué ocurrirá si la serie se alarga y deja de funcionar?

Bien es cierto que la serie puede durar aproximadamente unas cinco temporadas, según mandan los cánones del serial norteamericano, y desde luego, no menos de tres. Así las cosas, y con algunas de las historias de los personajes llegando a un punto en el que la “explicación final” va siendo necesaria…mucho me temo que los guionistas necesitarán, si quieren seguir usando el mismo esquema narrativo, de nuevos personajes con nuevas historias. La prueba más evidente de todo esto está en los primeros capítulos de la segunda temporada. Se hace evidente que el recurso narrativo se mantendrá durante la duración de toda la serie, y que no dudarán en echar mano de quién sea necesario, incluyendo probablemente a todos esos pasajeros que de momento son “bulto”, para incluir nuevas historias.

 

Destino:

Desde los dedos del personaje de Charlie, hasta las frases ,que más bien son “sentencias” , pronunciadas por el personaje de Locke, pasando por el cruce de personajes e historias que aparentemente nada tendrían que ver, Lost hace gala de una apuesta absoluta por el entrelazado de destinos, de historias que dan paso a nuevas historias dentro de historias anteriores. El personaje cuyo flashback nos es relatado en el episodio de la semana pasada aparece incluido en el fashback del personaje de dentro de dos semanas. Puede tratarse de una simple aparición en un aparato de tv, de un cartel en una comisaría, de alguien cruzando la calle a lo lejos, de una nota en un periódico, pero inevitablemente, los supervivientes de la ya mítica isla televisiva están y estaban relacionados entre sí mucho antes de conocerse gracias al accidente que les llevó hasta allí.

Este hecho, este entrelazado de vidas, ha conseguido que las teorías sobre una posible conspiración para reunirles a todos ellos en esa isla, de una causa “superior” que les haya dirigido, manejando los hilos de una historia común que todos desconocen, como si de marionetas se tratase, esa teoría ha ido tomando fuerza, sobre todo gracias a las páginas y páginas, foros y foros que, en diferentes idiomas y a lo largo y ancho de toda la Red, han creado a su vez una maraña, una telaraña, nunca mejor dicho, de teorías dentro de teorías. El hecho de que los últimos episodios de la primera temporada dieran a entender, de una manera no demasiado velada, que todos los que iban en aquel avión, o al menos, todos los que conocemos, los personajes principales, tuvieron en algún momento la oportunidad de no subirse aquel día fatídico, y sin embargo, gracias a ese omnipresente “destino”, decidieron subir, no hace sino afianzar la gran teoría de ese destino y, por descontado, de la “gran conspiración”. Sólo el tiempo y el desarrollo de los siguientes episodios y, muy probablemente, temporadas, demostrará si todas esas teorías y esos foros en Internet, han dado en el clavo o simplemente se han dejado llevar por la nada oculta intención de los guionistas  de mantener un interés constante hacia su serie gracias al uso de la tecnología y la Red, ambos “marcas de la casa” de los nuevos tiempos que vivimos.

 

“Perdidos antes de perderse”:

No deja de resultarnos curioso, y esto es algo de lo que los espectadores nos vamos percatando a medida que la serie avanza, el hecho de que todos o casi todos los personajes que han ido a parar a esa isla, los que viajaban en el avión, se encontraban ya “perdidos” en sus vidas, en el sentido más “metafísico” de la palabra. Desde el médico bebedor, víctima de la relación mantenida con su padre, cuyo cadáver va a recoger a Australia, pasando por la jovencita que sobrevive relacionándose con hombres a cambio de su dinero, de su hermanastro enamorado de ella, de la joven que huye de la justicia después de haber atracado bancos y asesinado, del padre que lucha desesperadamente por recuperar a su hijo, la estrella de rock (en decadencia) enganchada a las drogas, el matrimonio coreano (él ejerciendo de “trabajador semi-mafioso”, ella huyendo de una relación que de desmorona), el timador profesional, el muchacho “friki”, víctima de un inesperado golpe de suerte que solamente le ha traído desgracias, la madre soltera e indecisa….Todos, de una u otra manera, estaban “perdidos” en sus vidas…y sorprendentemente, el accidente, la llegada a la isla, la convivencia, la lucha por la supervivencia y contra los misterios que les rodean, han convertido sus vidas en algo que vale la pena, de tal manera que nos resulta difícil y complicado imaginar hasta que punto podrán recuperar su vida o transformarla más allá de esa isla, si es que algún día logran salir de allí. Podría parecernos que, con el tiempo, sus logros en la isla se harán extensibles a su vida “exterior”…pero sería esto realmente posible?. ¿Podrían vivir con esas nuevas experiencias, con la sabiduría adquirida, más allá de ese entorno en el que les ha tocado descubrir lo mejor de si mismos?. Jack, por ejemplo, el médico, se ha erigido, por circunstancias ajenas a él, pero también por su propio carácter, en el lider de los supervivientes, y eso ha ido transformando su “derrotismo”, la fatalidad con la que llegó a esa isla. ¿Podría el personaje seguir viviendo con esta nueva “identidad” una vez hubiera salido de la isla, en el mundo llamémosle “real?. Difícil respuesta. Charlie, la estrella de rock, se encuentra en un proceso de rehabilitación para superar su adicción a las drogas, y todos diríamos que “va por el buen camino”. Si de repente llegara un barco de rescate…¿sería capaz de mantener ese proceso fuera de la isla?. No olvidemos que su relación con Claire, la madre soltera, forma parte de ese proceso de rehabilitación.

Sin embargo, de todos los personajes y sus historias, hay uno que hace la respuesta a esta pregunta mucho más difícil, simplemente porque, desde mi punto de vista, él mismo es la esencia de la serie, de la isla, de sus misterios, de la palabra “destino” y, en definitiva, representa mejor que nadie lo que Lost significa como serie, como “esencia” de un pensamiento. Por eso he dejado su “comentario” para el final, y por eso creo que se merece una anotación aparte del resto de personajes e historias.

 

Locke:

Desde los tiempos del Agente Cooper , de la serie de tv. Twin Peaks, no aparecía en nuestras pantallas un personaje de las características de John Locke. Un hombre regido por un destino maldito, llevado casi hasta sus últimas consecuencias, traicionado por una vida en la que intenta encontrar un atisbo de esperanza, obligado por esta misma vida a permanecer en una silla de ruedas, atado e impedido de igual manera por ese artefacto y por un trabajo anodino, pero soñando con un viaje a lo más profundo del alma humana, metafóricamente definido por ese “safari” inalcanzable, se encuentra de repente en el ojo del huracán, en la síntesis de todo aquello que le ha sido negado durante tantos años. La búsqueda de su propio destino, el “safari” interior convertido en una realidad, ya no metafóricamente hablando, sino hasta sus últimas consecuencias, incluyendo una inesperada, sorprendente, incomprensible recuperación que le permite dejar de una vez de lado esa silla con forma de cárcel…John Locke es, sin lugar a dudas, el personaje que mejor suerte ha encontrado en esta isla de ninguna parte. Si los demás estaban “perdidos” en sus vidas, Locke estaba tan perdido que probablemente no era ya capaz de recordar cómo era su vida antes de estarlo.

Se nota el cariño, el mimo con el que los guionistas tratan a este personaje, increíblemente interpretado por un Terry O´Quinn en estado de gracia constante.  Las mejores frases, las mejores escenas, los momentos álgidos de la serie, casi siempre coinciden con su presencia, con una de sus sentencias, con un hecho originado a su alrededor, o en su presencia, o relacionado de una u otra manera con su carácter. Frases como “No me diga lo que no puedo hacer” o “Ya no estaré perdido nunca más” forman ya parte del imaginario de toda una legión de fans, entre los que me incluyo, ya no del fenómeno televisivo que Lost es de por sí, sino del fenómeno que este personaje representa, apoyado como ya he dicho en unas facultades interpretativas excepcionales, que quedan resumidas en una presencia en pantalla, en unas miradas, en unos gestos, en unas cualidades que hacen palidecer a sus compañeros de reparto cuando se trata de compartir una escena con este inmenso actor.

Definitivamente, y he de reconocer que esto no es bueno en todos los casos, Terry O´Quinn ha encontrado el personaje por el que será inevitablemente recordado durante muchos años, como el Kyle MacLahlan como el Agente Cooper, Christopher Reeve como Superman o Mark Hammil como Luke SkyWalker. La diferencia entre todos ellos es que, quizás exceptuando el caso de Kyle MacLahlan, O´Quinn es infinitamente superior en sus cualidades como actor a todos los anteriormente mencionados. Esperemos que en la siguiente edición de los Emmy todo esto sea tenido en cuenta y se premie su trabajo, al igual que el de los guionistas de esta magnífica serie.

 

Nota Final-Notas sobre el futuro

Una vez finalizada la primera entrega de la serie, los que tenemos la suerte de poder seguir a través de diferentes medios los episodios que en estos momentos se están emitiendo en EEUU nos hemos encontrados con nuevos e inesperados giros, que incluyen la aparición de nuevos personajes, de una extraña “Corporación”, de lugares y espacios ocultos dentro de la isla, de raptos, flashbacks que suponen otra vuelta de tuerca a lo que ya sabemos sobre nuestros personajes favoritos, e incluso a posibles acercamientos a temas ya apuntados, como la posibilidad de situaciones extrasensoriales.

Toda esta amalgama de nuevos acontecimientos, de momento, no hacen sino generar aún mayores expectativas, atraer un nuevo número de fans, y convertir las teorías que circulan por el Red en una gran espiral que crece día a día, al igual que los adictos a esta magnífica serie. Lo que todos estos acontecimientos, incluidos los que aún desconocemos, nos puedan traer en el futuro a los seguidores de Lost es algo que únicamente podemos aventurar con la mejor de nuestras armas para comprender esta serie, sus características y sus personajes. La misma arma que usan los guionistas y creadores para llevarnos una vez por semana a un paraíso perdido más allá de nuestro mundo real.

La mente y la imaginación.