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Bienvenido
a Lostzilla.net , una web dedicada a la serie de
televisión LOST que emite el canal ABC. Para
cualquier asunto, podéis contactar con nosotras en
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sitio no es oficial. no está vinculado ni a ABC
ni a ninguno de los actores o creativos de la serie.
Está realizado sin ánimo de lucro. |
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Desde los ya lejanos
tiempos de Twin Peaks, pasando por el inesperado y muy justificado éxito de
Expediente X, el espectador, el fan, que no fanático, televisivo no se
encontraba con un hecho, un acontecimiento que pudiera definirse como un
reclamo de fidelidad igual al que le solicita la aparición de la serie de
televisión Lost.
Lo
que aquí se pretende, muy modestamente, no es más que un sencillo análisis,
estudio o radiografía de esta serie que, semana tras semana, nos atrapa, nos
subyuga, nos cautiva, nos obliga literalmente a mirar hacia el calendario para
intentar acelerar el tiempo esperando pacientemente, pero con dificultad, al
siguiente día de emisión o, en algunos casos, hacia nuestros queridos
programas instalados en el ordenador que nos permiten seguir su curso al mismo
tiempo que los afortunados espectadores al otro lado del atlántico.
Uno - La Revelación
Un poco tímidamente,
como suele ocurrir en estos casos, ni siquiera precedida del gran éxito que
después alcanzaría, Lost llegó a nuestros televisores, al principio de la
mano del satélite, de los operadores de cable y, más recientemente, de la
Primera de TVE, que cometió el error de programar sus primeras capítulos
durante los calurosos domingos de verano, y encontrarse así sorprendida del
inesperado y apabullante éxito que la ha llevado a cambiar la serie en su
horario de emisión y, aprovechando el tirón de éxito, reponer su primera
temporada desde el primer episodio. Un
primer episodio, el piloto, impactante, que marcaría la pauta, dividido en
dos partes, nos invitaba a acompañar a unos aproximadamente cuarenta
pasajeros supervivientes de un accidente aéreo en una “isla” en alguna
parte entre Sydney y Los Ángeles. En apenas 80 minutos, la duración de esos
dos primeros episodios, se nos dan a conocer una serie de personajes que,
aunque en un principio nos son presentados como “arquetípicos”…pronto
resultan ser todo lo contrario.
Pronto
descubrimos que la isla esconde misterios. Un “monstruo”, una mujer de
extraño pasado, situaciones que rozan lo paranormal, un oso polar,
susurros….A medida que pasan los días, el misterio va tomando forma, pero
su forma parece ser a su vez parte de una forma más grande. Como si se
tratara de una de esas cajas chinas, que se esconden una dentro de la otra, el
misterio se esconde dentro de otro misterio.
Y
es entonces cuando, sin habernos dado cuenta apenas, nos encontramos,
repentinamente, atrapados. Atrapados porque nos imaginamos a nosotros mismos
rodeados de esa vegetación, en esa playa, siendo uno más, o quizás
envueltos en nuestro particular grupo de supervivientes.
En
un momento en el que parece haber manado del hastío de la repetición un
brote de lo que podríamos llamar “Segunda Edad de Oro” de la TV, un oro
que brilla con nombre propio gracias a series como A dos metros bajo tierra,
Mujeres Desesperadas, House, Nip/TUC, El Ala Oeste de la Casablanca y algunas
más, Lost se encuentra a medio camino entre el entretenimiento y el
compromiso, entretenimiento gracias a sus constantes misterios, a su “qué
será” que nos engancha semana tras semana. Y Compromiso, así , con mayúsculas,
gracias a su inteligente manera de narrar esos acontecimientos, respetando al
espectador, no tratándolo como un simple trozo de carne “no pensante”,
utilizando los recursos narrativos (cinematográficos y televisivos) para
contar una historia desde el mayor de los respetos.
Y,
en gran medida, esto se debe a una persona, a un creador, en la mejor tradición
de aquel Steven Bochco que creara Hill Street Blues o La ley de los ángeles
hace un par de décadas.
Dos – J.J. Abrams
J.J Abrams empezó a
hacerse un nombre en el “mundillo” escribiendo los guiones de “A propósito
de Henry”, “Forever Young” y “Armaggedon”. Sería en el mismo año
de producción de ésta última película cuando daría el gran salto (al revés
de lo que suele ocurrir con escritores, directores y creadores), del cine a la
TV, creando una serie llamada Felicity. Felicity estuvo en antena durante
cuatro temporadas, y le sirvió a su creador para hacerse un nombre en lo que
a televisión se refiere. Ya en ella, aunque se trataba de un producto
destinado a un público mayoritariamente femenino y adolescente, se apuntaban
algunas de sus maneras, sobre todo en lo que a la relaciones de pareja y
humanas en general se refiere. Aún así, no sería esta la serie que le daría
a conocer mundialmente, sino su siguiente creación, en la que se involucró,
al menos en sus tres primeras temporadas, mucho más, creando todo un universo
que guarda muchísimos paralelismos con Lost. Se trata, por supuesto, de
Alias, cuya 5ª temporada ha comenzado a emitirse hace pocas semanas en EEUU.
Alias
revitalizó la narrativa de espionaje, misterio y aventuras de tal manera que
se ha convertido en todo un fenómeno en su país de origen. Las aventuras de
una joven, en un principio universitaria, que trabaja de agente doble para una
organización clandestina y , a su vez, para la CIA, le valió a J.J.
numerosos aplausos y, lo más importante, el favor del público, que cayó
rendido ante una complicada maraña de misterios, simbología, numerología,
profecías, aventuras y misiones peligrosas por todo el planeta, todo
aderezado, por supuesto, con alguna historia de amor y, sobre todo, con un
enmarañado juego de mentiras. Todos en Alias se mienten de una u otra manera.
Algunos lanzan mentiras piadosas, otros engañan para conseguir el poder, para
conservar una amistad, para no perjudicar a terceros…pero todos mienten
constantemente, siendo quizás esa la base sobre la que se sustenta toda la
serie. La mentira, la desconfianza, el poder y el engaño. No es moco de pavo
si tenemos en cuenta que se trata de una serie que se ha ganado el favor de
millones de espectadores de todas las edades y en todo el planeta. Hasta tal
punto ha revitalizado el mundo del espionaje esta serie que J.J. se ha
convertido en el guionista y director del “alter ego” masculino de la
agente Sydney Bristol en la gran pantalla. Ethan Hunt, el hombre de Misión
Imposible, con el rostro, la influencia y el poder de Tom Cruise en la
pantalla y en la industria, se
verá muy pronto sumergido en un montón de nuevas aventuras creadas por J.J.
Cómo
suele ocurrir en la TV americana, después de tres temporadas de ascendente éxito,
el creador de Alias comenzó a plantearse el salto a un tipo de serie,
digamos, “mas adulta”, pero manteniendo las constantes que había hecho de
su estilo narrativo un oasis en medio del vertedero de telebasura en el que se
encuentra sumida, ya no la tv de su país, sino una gran parte de la oferta
televisiva mundial.
Fue
entonces cuando J.J y Damon Lindelof, creador de otra serie de éxito en EEUU,
Crossing Jordan, cruzaron sus caminos. Lindelof tenía en la cabeza (y en un
boceto de apenas dos páginas) la idea sobre un proyecto para TV. Los
supervivientes de un accidente de aviación caen en una isla misteriosa, y sus
vidas se entrecruzan, al mismo tiempo que luchan por sobrevivir. J.J tomó
riendas en el asunto e introdujo toda la parafernalia que rodea sus proyectos
buscando ante todo la atención de la audiencia y, sobre todo, la necesidad de
dotar al proyecto de algo que la definiese, la identificase, la hiciese ir
“un poco más allá”.
Había
nacido un mito.
Tres- LOST.
En
un ya clásico plano cenital, vemos un ojo que se abre repentinamente.
Silencio. Un hombre despierta en medio de la jungla. Un perro le
olfatea. El hombre se incorpora. Parece intentar recordar, pero aparentemente
le cuesta centrarse. Está conmocionado. Empieza a caminar, entre la selva, y
entonces…
El
caos.
Los
primeros diez minutos del episodio piloto de Lost son un prodigio narrativo
como hacía años que no se daba en una serie de tv. Con mano firme y estilo
propio, J.J. nos introduce en el caos que supone un accidente de aviación,
sus supervivientes, el desconcierto, la lucha por salir adelante. A medida que
los minutos avanzan, asistimos a un despliegue de sensaciones y de
sentimientos, de situaciones y acontecimientos narrados con concisión.
Nos
encontramos en una isla, en alguna parte entre Sydney y Los Ángeles. Y, como
los 48 supervivientes del vuelo, nosotros somos ahora uno más entre ellos,
pero con una posición privilegiada. Vamos a asistir a todo un desfile de
historias, enmarcadas a su vez en una mucho más grande, la historia de esa
isla, y de la supervivencia…si es que sobrevivimos, claro.
A
medida que avanza la primera temporada, comenzamos a darnos cuenta de algunos
detalles importantes. La narración de esta “gran aventura” va a seguir un
patrón establecido. Cada episodio será en un 50% flashback sobre uno de los
personajes, y en su otra mitad, alternadamente, la historia en la isla. Esto,
aparentemente, contradice uno de los principios de la narrativa clásica
cinematográfica. Sólo introduzcas un flashback cuando sea estrictamente
necesario, y alimente o haga avanzar la trama principal, en este caso, la
trama de la isla. Y es ahí en donde los guionistas de Lost sacan, semana tras
semana, la artillería pesada. Porque esos “recuerdos”, esas vivencias
anteriores que se nos muestran muy escuetamente, pero con firmeza y concisión,
tienen siempre relación, unas más afortunadamente que otras, todo hay que
reconocerlo, pero relación al fin y al cabo, con lo que está ocurriendo en
la isla en el momento presente. Y así es como llegamos a comprender a estos
personajes, a “enamorarnos” de ellos, de su presente , de su pasado, y de
la relación existente entre ambos. Nunca hasta ahora el formato televisivo
había sido tan bien aprovechado para caracterizar a un elenco coral y, porqué
no decirlo, en su mayor parte magníficamente interpretado. Por supuesto,
tenemos al “heroe” que toda serie que se precie necesita. Pero esta vez,
nuestro heroe particular, Jack, un médico aficionado a la bebida, con un
pasado realmente turbulento, quizás no sea un heroe “al uso”. A su lado,
una chica, Kate, que no es precisamente un dechado de virtudes. Y, yendo y
viniendo a su alrededor, todo un variopinto número de personajes, algunos
arquetípicos, otros auténticos hallazgos.
Tenemos desde un hombre inválido que camina, una embarazada que ha puesto
rumbo a una nueva vida, una estrella del rock enganchada a las drogas, un
soldado iraquí (con todo lo que ello conlleva), una pareja de hermanos algo
“pijos”, un cowboy-James Dean al más puro estilo medio-oeste
americano…La lista se hace interminable si pensamos en esos cuarenta y
tantos pasajeros, que a estas alturas, finalizada la primera temporada, aún
no nos han sido presentados en su totalidad.
Desde
aquí he de reconocer que, a medida que avanza la serie, mi debilidad por el
personaje de Locke se ha ido haciendo patente. Locke es quizás la
quintaesencia de un superviviente. Ha sobrevivido a un pasado realmente difícil,
y ha encontrado, aparentemente, aquello que buscaba, en la isla. Sus acciones
se basan siempre en un código propio, marcado por la omnipresencia de un
“ente” superior , el alma de la isla, que él parece conocer de alguna
manera, aunque hasta ahora no nos haya sido revelada esa forma de
conocimiento. Sin embargo, poco importa. Sus apariciones en cada episodio,
incluidos los dedicados enteramente a su personaje, son un festín narrativo.
Terry O´Quinn parece haber encontrado el personaje de su vida en este hombre
que dejó de estar perdido cuando se perdió en una isla.
Y
esta es una característica que une a la mayoría (por no decir a todos) los
personajes que pueblan esta serie. Todos, aparentemente, estaban perdidos
cuando el accidente tuvo lugar. Todos se encontraban en ese momento de sus
vidas en el que habían descubierto que el callejón no tenía salida. Y,
también aparentemente, quizás el accidente y la isla hayan venido a levantar
ese muro que impedía la huida del callejón.
Aunque
eso es algo que el tiempo dirá.
Cuatro – Las claves de Lost
Podríamos
afirmar que cualquier creación televisiva o cinematográfica se rige por unas
pautas que, bien encadenadas y dosificadas, hacen del producto algo
“distinguible y distinto” del resto. Por desgracia, el panorama que nos
rodea en lo que a series televisivas, salvo honrosas excepciones, no es más
que un calco de un calco de un calco de las fórmulas que, durante décadas,
han ido teniendo más o menos éxito. Esto es aplicable también a otras
artes, como el cine, la música, pintura o fotografía. Quizás sea esa la razón
por la que, cuando algo se sale de lo habitual, nos llama tanto la atención.
Varios
factores han hecho o están haciendo de Lost una serie diferente, una
orquestada consecución de “claves” que le han ido dando forma hasta
llegar al producto que tenemos hoy en nuestras pantallas, televisores u
ordenadores.
Numerología
:
Uno
de los episodios que han entrado sin lugar a dudas y de lleno en la categoría
de hitos en lo que a esta serie se refiere es “Numbers”, en el que ,
mediante el habitual flashback, conocemos una parte del pasado de Hurley, que
de repente pasa de ser “el gordito gracioso y buen colega” que se nos había
presentado hasta entonces, en un personaje ya no principal, sino también
clave en toda esta historia, como los siguientes episodios se encargarán de
demostrar. Pero quizás lo más importante de este episodio sea la aparición
de los ya míticos números (4,8,15,16,23,42) que han traído con ellos toda
una legión de elucubraciones, cientos de páginas en Internet, cábalas y más
cábalas, y toda una serie de “posibles explicaciones” alimentadas a su
vez por la constante aparición de los citados números en los siguientes
episodios (y probablemente en los anteriores al citado Numbers también)
consiguiendo que el espectador deje de serlo para convertirse en algo más.
Gracias a la combinación de estos números, al secretismo sobre su
procedencia, al hecho de que están en todas partes y a la gran importancia
que adquieren, sobre todo en los primeros episodios de la segunda temporada,
de repente el espectador siente que puede descubrir algo en ellos, que
buscando en Internet quizás llegue a alguna conclusión, o que simplemente
algo que se le ha ocurrido puede tener relación con esos números. Y, de
repente, los números aparecen por todas partes. Si cuatro de los
protagonistas van a cazar, es porque el número 4 es uno de los números,
si un despertador suena a las 15:16…es cosa de los números. Los números ,
como si de un personaje más se tratara, se adueñan de las infinitas
posibilidades que, solos o acompañados, pueden mostrarnos dentro de este
particular universo. Quizás sea por esa razón que, personalmente, pienso
que, además se seguir jugando con ellos, los guionistas dejarán parte de su
misterio en el aire más allá de la duración de la serie. Así, por lo
menos, los podremos seguir viendo todos los días a nuestro alrededor.
Flashbacks:
Entrando
ya de lleno en el tema de los recursos narrativos, Lost ha hecho gala desde prácticamente
su principio del uso del flashback como una elección fundamental en la
muestra de su línea de acontecimientos, dando lugar a uno de los hechos más
curiosos en la historia de los seriales televisivos. Como ya he comentado un
poco más arriba, el flashback es un recurso que hay que utilizar con muchísimo
cuidado. Cuando está bien insertado, haciendo avanzar la historia y ayudando
a llegar a alguna parte, sea al interior del personaje, sea a la consecución
de la trama semanal del episodio en cuestión, podemos decir que ha sido bien
utilizado. Lo más curioso de todo esto es que raro es el episodio en el que
un recurso tan frágil, casi prohibido, no consigue dejarnos, de una u
otra manera, con la boca abierta. Hasta esos extremos de dominio del
medio llegan los guionistas de Lost, lo que me hace pensar en qué habría
sido de esta serie si se les hubiese ocurrido a cualquier otro que no
fueran ellos. Una cosa es innegable. Lost es una serie innovadora, aunque
recurra muy a menudo a una gran parte de los mitos de la cultura popular, algo
que, en mayor o menor medida utilizan casi todos los productos
norteamericanos. Da lo mismo. El caso es que el flashback como recurso
funciona, unas veces mejor que otras, pero funciona, lo cual nos lleva al
siguiente paso.
¿Qué
ocurrirá si la serie se alarga y deja de funcionar?
Bien
es cierto que la serie puede durar aproximadamente unas cinco temporadas, según
mandan los cánones del serial norteamericano, y desde luego, no menos de
tres. Así las cosas, y con algunas de las historias de los personajes
llegando a un punto en el que la “explicación final” va siendo
necesaria…mucho me temo que los guionistas necesitarán, si quieren seguir
usando el mismo esquema narrativo, de nuevos personajes con nuevas historias.
La prueba más evidente de todo esto está en los primeros capítulos de la
segunda temporada. Se hace evidente que el recurso narrativo se mantendrá
durante la duración de toda la serie, y que no dudarán en echar mano de quién
sea necesario, incluyendo probablemente a todos esos pasajeros que de momento
son “bulto”, para incluir nuevas historias.
Destino:
Desde
los dedos del personaje de Charlie, hasta las frases ,que más bien son
“sentencias” , pronunciadas por el personaje de Locke, pasando por el
cruce de personajes e historias que aparentemente nada tendrían que ver, Lost
hace gala de una apuesta absoluta por el entrelazado de destinos, de historias
que dan paso a nuevas historias dentro de historias anteriores. El personaje
cuyo flashback nos es relatado en el episodio de la semana pasada aparece
incluido en el fashback del personaje de dentro de dos semanas. Puede tratarse
de una simple aparición en un aparato de tv, de un cartel en una comisaría,
de alguien cruzando la calle a lo lejos, de una nota en un periódico, pero
inevitablemente, los supervivientes de la ya mítica isla televisiva están y
estaban relacionados entre sí mucho antes de conocerse gracias al accidente
que les llevó hasta allí.
Este
hecho, este entrelazado de vidas, ha conseguido que las teorías sobre una
posible conspiración para reunirles a todos ellos en esa isla, de una causa
“superior” que les haya dirigido, manejando los hilos de una historia común
que todos desconocen, como si de marionetas se tratase, esa teoría ha ido
tomando fuerza, sobre todo gracias a las páginas y páginas, foros y foros
que, en diferentes idiomas y a lo largo y ancho de toda la Red, han creado a
su vez una maraña, una telaraña, nunca mejor dicho, de teorías dentro de
teorías. El hecho de que los últimos episodios de la primera temporada
dieran a entender, de una manera no demasiado velada, que todos los que iban
en aquel avión, o al menos, todos los que conocemos, los personajes
principales, tuvieron en algún momento la oportunidad de no subirse aquel día
fatídico, y sin embargo, gracias a ese omnipresente “destino”, decidieron
subir, no hace sino afianzar la gran teoría de ese destino y, por descontado,
de la “gran conspiración”. Sólo el tiempo y el desarrollo de los
siguientes episodios y, muy probablemente, temporadas, demostrará si todas
esas teorías y esos foros en Internet, han dado en el clavo o simplemente se
han dejado llevar por la nada oculta intención de los guionistas
de mantener un interés constante hacia su serie gracias al uso de la
tecnología y la Red, ambos “marcas de la casa” de los nuevos tiempos que
vivimos.
“Perdidos
antes de perderse”:
No
deja de resultarnos curioso, y esto es algo de lo que los espectadores nos
vamos percatando a medida que la serie avanza, el hecho de que todos o casi
todos los personajes que han ido a parar a esa isla, los que viajaban en el
avión, se encontraban ya “perdidos” en sus vidas, en el sentido más
“metafísico” de la palabra. Desde el médico bebedor, víctima de la
relación mantenida con su padre, cuyo cadáver va a recoger a Australia,
pasando por la jovencita que sobrevive relacionándose con hombres a cambio de
su dinero, de su hermanastro enamorado de ella, de la joven que huye de la
justicia después de haber atracado bancos y asesinado, del padre que lucha
desesperadamente por recuperar a su hijo, la estrella de rock (en decadencia)
enganchada a las drogas, el matrimonio coreano (él ejerciendo de
“trabajador semi-mafioso”, ella huyendo de una relación que de
desmorona), el timador profesional, el muchacho “friki”, víctima de un
inesperado golpe de suerte que solamente le ha traído desgracias, la madre
soltera e indecisa….Todos, de una u otra manera, estaban “perdidos” en
sus vidas…y sorprendentemente, el accidente, la llegada a la isla, la
convivencia, la lucha por la supervivencia y contra los misterios que les
rodean, han convertido sus vidas en algo que vale la pena, de tal manera que
nos resulta difícil y complicado imaginar hasta que punto podrán recuperar
su vida o transformarla más allá de esa isla, si es que algún día logran
salir de allí. Podría parecernos que, con el tiempo, sus logros en la isla
se harán extensibles a su vida “exterior”…pero sería esto realmente
posible?. ¿Podrían vivir con esas nuevas experiencias, con la sabiduría
adquirida, más allá de ese entorno en el que les ha tocado descubrir lo
mejor de si mismos?. Jack, por ejemplo, el médico, se ha erigido, por
circunstancias ajenas a él, pero también por su propio carácter, en el
lider de los supervivientes, y eso ha ido transformando su “derrotismo”,
la fatalidad con la que llegó a esa isla. ¿Podría el personaje seguir
viviendo con esta nueva “identidad” una vez hubiera salido de la isla, en
el mundo llamémosle “real?. Difícil respuesta. Charlie, la estrella de
rock, se encuentra en un proceso de rehabilitación para superar su adicción
a las drogas, y todos diríamos que “va por el buen camino”. Si de repente
llegara un barco de rescate…¿sería capaz de mantener ese proceso fuera de
la isla?. No olvidemos que su relación con Claire, la madre soltera, forma
parte de ese proceso de rehabilitación.
Sin
embargo, de todos los personajes y sus historias, hay uno que hace la
respuesta a esta pregunta mucho más difícil, simplemente porque, desde mi
punto de vista, él mismo es la esencia de la serie, de la isla, de sus
misterios, de la palabra “destino” y, en definitiva, representa mejor que
nadie lo que Lost significa como serie, como “esencia” de un pensamiento.
Por eso he dejado su “comentario” para el final, y por eso creo que se
merece una anotación aparte del resto de personajes e historias.
Locke:
Desde
los tiempos del Agente Cooper , de la serie de tv. Twin Peaks, no aparecía en
nuestras pantallas un personaje de las características de John Locke. Un
hombre regido por un destino maldito, llevado casi hasta sus últimas
consecuencias, traicionado por una vida en la que intenta encontrar un atisbo
de esperanza, obligado por esta misma vida a permanecer en una silla de
ruedas, atado e impedido de igual manera por ese artefacto y por un trabajo
anodino, pero soñando con un viaje a lo más profundo del alma humana, metafóricamente
definido por ese “safari” inalcanzable, se encuentra de repente en el ojo
del huracán, en la síntesis de todo aquello que le ha sido negado durante
tantos años. La búsqueda de su propio destino, el “safari” interior
convertido en una realidad, ya no metafóricamente hablando, sino hasta sus últimas
consecuencias, incluyendo una inesperada, sorprendente, incomprensible
recuperación que le permite dejar de una vez de lado esa silla con forma de cárcel…John
Locke es, sin lugar a dudas, el personaje que mejor suerte ha encontrado en
esta isla de ninguna parte. Si los demás estaban “perdidos” en sus vidas,
Locke estaba tan perdido que probablemente no era ya capaz de recordar cómo
era su vida antes de estarlo.
Se
nota el cariño, el mimo con el que los guionistas tratan a este personaje,
increíblemente interpretado por un Terry O´Quinn en estado de gracia
constante. Las mejores frases,
las mejores escenas, los momentos álgidos de la serie, casi siempre coinciden
con su presencia, con una de sus sentencias, con un hecho originado a su
alrededor, o en su presencia, o relacionado de una u otra manera con su carácter.
Frases como “No me diga lo que no puedo hacer” o “Ya no estaré perdido
nunca más” forman ya parte del imaginario de toda una legión de fans,
entre los que me incluyo, ya no del fenómeno televisivo que Lost es de por sí,
sino del fenómeno que este personaje representa, apoyado como ya he dicho en
unas facultades interpretativas excepcionales, que quedan resumidas en una
presencia en pantalla, en unas miradas, en unos gestos, en unas cualidades que
hacen palidecer a sus compañeros de reparto cuando se trata de compartir una
escena con este inmenso actor.
Definitivamente,
y he de reconocer que esto no es bueno en todos los casos, Terry O´Quinn ha
encontrado el personaje por el que será inevitablemente recordado durante
muchos años, como el Kyle MacLahlan como el Agente Cooper, Christopher Reeve
como Superman o Mark Hammil como Luke SkyWalker. La diferencia entre todos
ellos es que, quizás exceptuando el caso de Kyle MacLahlan, O´Quinn es
infinitamente superior en sus cualidades como actor a todos los anteriormente
mencionados. Esperemos que en la siguiente edición de los Emmy todo esto sea
tenido en cuenta y se premie su trabajo, al igual que el de los guionistas de
esta magnífica serie.
Nota
Final-Notas sobre el futuro
Una
vez finalizada la primera entrega de la serie, los que tenemos la suerte de
poder seguir a través de diferentes medios los episodios que en estos
momentos se están emitiendo en EEUU nos hemos encontrados con nuevos e
inesperados giros, que incluyen la aparición de nuevos personajes, de una
extraña “Corporación”, de lugares y espacios ocultos dentro de la isla,
de raptos, flashbacks que suponen otra vuelta de tuerca a lo que ya sabemos
sobre nuestros personajes favoritos, e incluso a posibles acercamientos a
temas ya apuntados, como la posibilidad de situaciones extrasensoriales.
Toda
esta amalgama de nuevos acontecimientos, de momento, no hacen sino generar aún
mayores expectativas, atraer un nuevo número de fans, y convertir las teorías
que circulan por el Red en una gran espiral que crece día a día, al igual
que los adictos a esta magnífica serie. Lo que todos estos acontecimientos,
incluidos los que aún desconocemos, nos puedan traer en el futuro a los
seguidores de Lost es algo que únicamente podemos aventurar con la mejor de
nuestras armas para comprender esta serie, sus características y sus
personajes. La misma arma que usan los guionistas y creadores para llevarnos
una vez por semana a un paraíso perdido más allá de nuestro mundo real.
La
mente y la imaginación.
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