Por Jeff Jensen
En su primera entrevista desde que Boone dije adiós a lost, Ian Somerhalder habla a EW sobre la recepción de la llamada de los productores, su teoría sobre lo que estaban pensando los guionistas y a dónde vamos a partir de aquí.
Ian Somerhalder estaba de vacaciones cuando descubrió que iba
a morir. Se suponía que sería un relajante fin de semana de cata de vinos en la costa de California, un muy merecido descanso durante un mes de parón para el actor y ex modelo de 26 años. Unos días antes acababa de emitirse el episodio centrado en su personaje, revelando qeu Boone había estado liado con su hermanastra Shannon (Maggie Grace). Por fin los
fans tenían una idea de quién era Boone y, por extensión, el actor que lo interpretaba. Una serie de éxito, una
fulminante carrera... sí, la vida era dulce para esta joven estrella. Algo siniestra, pero dulce. Ahora quería saborearla
junto con un buen vino.
Y entonces llegó la llamada.
"Muy devastadora" dice Somerhalder. "Gracias a dios que ya llevaba encima un par de copas de buen vino". Han pasado dos meses y es un día gris en Hollywood. Un resfriado y una noche de fiesta han dejado a Somerhalder un poco tocado. Uno de sus pómulos perfectos está algo rojo por culpa de una quemadura química producida por una de las prótesis
que llevó durante sus últimos momentos como Boone. "La semana antes de recibir la llamada estaba buscando una casa en Hawaii. Ahora la busco en Venice Beach", dice Somerhalder, con un cigarrillo apagado colgando de su labio inferior. Le pide fuego a alguien que pasa a su lado. "Supongo que esto es historia televisiva, ¿eh? El primer protagonista que muere en Lost".
Es un poco pronto en la vida de Lost para contextualizaciones grandiosas, pero lo que sí puede decirse es que la muerte de Boone el 6 de Abril fue televisión de conmovedora y arriesgada. Breve
resumen: Boone Carlisle, 28 años, hijo de un magnate; murió de los daños provocados tras la caída de un avión de un árbol en el que se encontraba investigando; se llevó a la tumba la posible revelación de que hay otros supervivientes en la isla (lo sugerían las voces que salían de la radio del avión). Para el actor, interpretar la escena de la muerte fue doloroso. Pero doloroso de verdad: "Estaba mareado y con nauseas y un poco cabreado. Es difícil caminar por la fina línea
divisoria entre la lucidez y la no lucidez cuando Matthew Fox me estaba clavando una aguja en el pecho".
Desde el principio, los co-creadores JJ Abrams y Damon Lindelof habían anunciado que la pena de muerte colgaba sobre las cabezas de los supervivientes del accidente. Mientras los guionistas pensaban en la resolución de la temporada, llevaron a cabo su amenaza, decidiendo matar a un personaje cuya línea argumental hubiera llegado a su fin. Otro motivo: la muerte de Boone afectaría
especialmente a su figura paterna, Locke, y al médico de la isla y héroe local, Jack. "Era un imperativo
narrativo que matáramos a Boone" dice el productor ejecutivo Carlton Cuse. "Desencadenará una serie de acontecimientos que llevarán a la temporada final" añade Lindelof. "La serie trata del conflicto entre Jack y Locke, y la muerte de Boone supondrá su división".
A pesar de que Somerhalder entiende las razones creativas para la muerte de su alter ego, siente que Abrams y Lindelof "se pusieron a sí mismos entre la espada y la pared" al decir que alguien moriría-- provocando ansiedad entre el casting por la incertidumbre de no saber quién sería.
"No nos gustó mucho. Ya habían engañado a la audiencia dos veces" dice, con las
muertes aparentes de Shannon (que resultó ser un sueño) y Charlie, que revivió con RCP.
"Es como 'Engáñame una vez, vergüenza para tí. Si me engañas dos, vergüenza para mí. SI me engañas la tercera, dejo de ver tu serie".
Lindelof no le contradice:" Es justo. En nuestra defensa, diré que si no matábamos a alguien, el argumente simplemente no sería real". (Ese mismo argumento es el que vendieron a la ABC, que al principio les dijo que si no había problemas con los personajes, ¿para qué matarlos?).
Hablando de su breve vida en Lost, Somerhalder está entre la crítica y la resignación, el cinismo y la gratitud. "Ha sido un infierno emocional. He vuelto a fumar por todo esto. Este es el último cigarrillo
que me fumo. Ya no puedo fumar más". Ahora quiere dedicarse al cine, con proyectos de calidad-- Más como Ian McKellen que como Ian Ziering. Todavía no tiene nada seguro, y
mientras se lo piensa, seguirá dedicándose a su propia compañía, si es que no está por ahí en
Hawaii con los que se han convertido en sus grandes amigos: Fox, Grace, O'Quinn y Holloway.
Como el actor, los fans de Boone no tienen que decir adiós todavía: aparecerá en la finale de dos horas del 25 de Mayo, durante un flashback al vuelo que trajo a todo el mundo a la isla. "Siempre tendré un
sitio en Hawaii" dice Somerhalder. "En serio, la vida es genial. Es jodidamente genial. ¿Y sabes qué? Esta serie la ha hecho mucho mejor". Cuando pase algo más de tiempo a lo mejor nos lo creemos.
